lunes, febrero 04, 2013

Instrucciones para tener fiebre



A Historia de Cronopios y de Famas

Se deberá saber que este tipo de instrucciones requerirán de coraje, compromiso y esfuerzo para ser llevadas a cabo. Su fin máximo podrá entenderse como la necesidad de buscar la atención de algún ser querido, justificar una ausencia laboral o experimentar el confort de las sábanas-té-libro.
Todo deberá comenzar con un gemido, de no mucha efusividad ya que de ese modo perderá credibilidad todo sufrimiento y hasta se correrá el riesgo de ser tomado por obsceno desvergonzado.
Acompañando al sonido, se procederá a tomar, ejerciendo presión, cualquiera de las siguientes partes del cuerpo: cabeza, estómago o espalda [esta última permitida en relación al posible malestar al aumentar la temperatura corporal].
Posiciones para adoptar en la cama, lugar único donde retirarse en aposento:
-   Bicho bolita.
-   Momia.
-  Posición indefinida, entendida como movimientos sinsentido y cambios de postura cada tiempo considerable [de 3 a 5 minutos, no más] denotando incomodidad perseverante.
Puede, luego, agregarse otro gemido o recurrir a un sollozo, o a la onomatopeya leonina del “ahgr”.
Finalmente puede darse uno el gusto de canturrear un sufrido “¡mamá!”.

domingo, diciembre 09, 2012

Mi voz



Creo haber escuchado que las palabras deberían caer en cardúmenes cuando se siente mucho, cuando el dolor arma carpa y se queda a vivir dentro de uno, cuando la felicidad maneja marionetas de sonrisas en cada movimiento de nuestro diafragma respirando, cuando al amor se le filtra el rojo y sólo resplandece en negro oscuro, al que se le va derritiendo el arte; supuestamente debería gritar espirales hechos canción, debería tener que controlar la velocidad de este lápiz insaciable, y no.
A mi voz se la comieron, la enmudecieron las faltar, la callaron sin pedir permiso y ahora, se olvidó de cómo caminar.

lunes, septiembre 03, 2012

Con ganas

Ando con ganas de reencontrarte. De caminar y de repente chocarme con tu aire antiguo, con tus pulmones de cielo, los de aliento a pasto. Ando automatizadísticamente fuera de sintonía, renovando rumores de éxito y hombres, sin embargo, lo único que mi piel demanda es el nimio y efímero contacto de la huella digital de tu pestaña.
Ando con ganas de reencontrarme e independizarme de tu salvia, pero inevitablemente y más que nada, ando con ganas de reencontrarnos. Y que me extirpes la ternura, que me cremes  lo marchito, que me seduzcas la incoherencia, que me retornes al celo, que ahínques en mi lengua, que hagas tropezar a mi Parkinson de maldiciones, que me desabotones la lógica y que me dejes, una vez cocinado todo.

viernes, mayo 20, 2011

Monde

Espectáculo de soltura y espontaneidad. Bostezos varios, algunos cabeceos y párpados que amagan con caer. Chico-charango, no le importa nada, es parecido al chico-cumbia atodoloquedá, se le van a taladrar los oidos a ese. La señora de al lado que se pregunta por qué motivo casual eligió sentarse justo en ese asiento, y frunce el ceño. Dos atrás de Venezuela, qué placer de acento... playa. Pequeñín paloma que grita, que pregunta, que canta, que no le importa nada. Arrugas que sonrien a la vida, a todo lo que vio pasar, a todo lo que sabe que aún falta por desfilar. El del libro. Tengo que inclinarme para chusmetearle el título, como si tuviera el don de afirmar que eligió el texto indicado. Yo aprendí a no marearme. Y gracias a eso terminé MI libro. Es un buen día, todo día en que acabás un libro y le decís "ya está, te desnudé de prólogo a índice" es un día de lujo.

domingo, abril 24, 2011

Pendulada de los pies, boca abajo, con los pensamientos cayendo y goteando de a poquito. Chorreando angustias, nervios, palabras como para ahorcado, ansiedá, excitación, letras que se mueven y practican ballet por todas las hojas y uf, muchos uf.
Ando buscando la batidora para hacer un punto nieve de todas estas sobras y decorar algún que otro basurero con esta crema pegajosa.
Falta poco, puede faltar poco. Falta lo que yo quiera.

jueves, febrero 10, 2011

Ojitos de puma más cerca de cielo que caminan en subida, pedaleando lluvias dalequeva, hacia un mar de colores donde una infusión caliente borra los tropiezos del día.
Aparecen uno, cuatro, quince pares de cachetes saxofón, se acomodan confianzudamente y prestan risas a sus espectadores... porque para qué la tevé si a la vista está la infancia pentagramada en saltos, vaivenes y voces de caramelo que sensibilizan hasta a las uñas.
Y no conocerán a Borges, no sabrán de factoreo, menos que menos hablarán de surrealismo, pero sí que saben cómo fundir perfectamente a la transaparencia con el arcoiris.

viernes, noviembre 12, 2010

Fénix

Te vi. No juntabas margaritas del mantel, sino recuerdos del piso. Se te habían escapado del cuerpo, evaporado de tu cronología. No estabas seguro de saber quién eras. Mirabas para todos lados, y al piso, como si una raíz fuera a brotar en llave. Tu cara era de duda, pero no de perdición; eras ilusión de fénix, de fuego con ganas de enecenderse. Te tocó empezar de vuelta, dado vuelta también. Afinar la guitarra y probar cómo silbaba. Darle un poco más al clavijero y probar, probar hasta que gustara. Y arrancar a tocar, dejándote ser, dejándote sonar, cantándote y haciéndote música que tanteando caminos aprendía a caminar... otra vez.