Plenitud

* Foto sacada, aunque no parezca, en plena calle. Nada de parques. Ahora las chinches se urbanizaron.

Le había dicho que sí. Chinche estaba eufórico.
Algo que jamás hubiese imaginado que saldría de su voz era ese “dale”.
Toda una era esperando (esperando verdaderamente, ya que nunca antes había hecho nada por conseguirla) esa respuesta gloriosa que le brindara tan solo un segundo de plenitud. No pretendía ni siquiera que ese “dale” se convirtiera, luego, en un hecho, solo se conformaba con la simpleza de la respuesta, con esas cuatro letras repletas de música para adormecerlo en la saciedad máxima.
No podía pensar más, se sentía levitando (de hecho creo que sus dos patas traseras no se estaban apoyando en la tierra). Todo era otro, todo era diferente. Concebía a su paisaje como una catarata de ensueño. Visualizaba a su mundo en esplendor.
En realidad, el mundo no era distinto, sino que él había cambiado.
No pudo aguantar más y esbozó una sonrisa que casi le ocupó toda la cara. Se llenó de luz. Explotó en color. El resto sobró.

"Llegará el color. Llevará el dolor"